El punto de partida de este ensayo es que la brecha social y digital se reproduce también en el ámbito del teletrabajo, como indican los diferentes enfoques de medición de la apertura al teletrabajo (teleworkability) de las ocupaciones. Estos enfoques están centrados solo en los propios puestos de trabajo, descuidando las condiciones de trabajo en los domicilios. Solo teniendo en cuenta este aspecto, eso es, el entorno físico y socioeconómico del lugar de teletrabajo, se puede analizar en toda su amplitud la brecha social y digital del teletrabajo.
Este documento de trabajo está dividido en tres secciones. La primera sección pone en el centro la digitalización y la igualdad social. Se argumenta que la brecha digital es otra expresión de las desigualdades sociales existentes en los países capitalistas avanzados de servicios del conocimiento actuando como amplificador de dichas desigualdades. En la segunda sección se analiza la polarización de la sociedad en los ámbitos de la educación, los ingresos y la estructura de cualificación utilizando datos de Eurostat. Aquí se interpreta que estos cambios no son impulsados por la digitalización. El mayor nivel educativo de la población es uno de los mayores impulsores del cambio de la estructura ocupacional, poniendo la base de la digitalización y el cambio organizativo, amplificando y reforzando los cambios sociales. La tercera sección se enfoca en la brecha social y digital en el teletrabajo. La desigualdad social se observa en las ocupaciones abiertas al teletrabajo, que se ve reforzada por las diferentes condiciones socio-económicos y físicas de los hogares de los potenciales teletrabajadores, lo cual afecta especialmente a las mujeres.
Esta reflexión se basa en una revisión de la literatura y un análisis simple de datos estadísticos de la estructura educativa y ocupacional o de los ingresos disponible en Eurostat a un dígito de la CINE y la CIUO, principalmente para toda la UE 27.